Dreams Sweet Dreams
Los restos de los rieles oxidados y
la madera que se pudría lentamente con el pasar el tiempo, se alzaban entre la
hierba como los últimos portavoces de un pasado que no conocía y que,
ciertamente, no hacía falta conocer.
—Yo disfruto de los placeres simples
—alegó la Luna, iluminando con su espectral luz plateada el rostro anaranjado
del Charmander que la escuchaba atento— Comer, dormir, sexo ocasional…
El pokémon de fuego se sonrió ante lo
dicho por el satélite.
—Yo también disfruto de los placeres
simples —concordó el Charmander.
Su mirada azul se desvió entonces
hacia las vías abandonadas que cruzaban el campo hasta quien sabe dónde.
—Sabes, mi otro sueño es ser
trotamundos —comentó el pokémon, sin despegar la vista de los fantasmales
rieles.
— ¡Qué coincidencia! —Exclamó la
Luna— El mío también.
—Seamos trotamundos —sugirió
entusiasta Charmander, sonriéndole a su amiga.
Pero de nuevo su mirada se desvió
hacia las vías, e imagino el tren que alguna vez había cruzado las fértiles
tierras que ahora eran su hogar y el de muchos otros pokémon. Se encontró
preguntándose de dónde vendrían y hacía donde se dirigían, quién las había
construido y por qué estaban ahora abandonadas.
Y, sobre todo, se halló deseando
recorrerlas, abandonar su vida y dejar atrás quien era y quien había sido,
dejar que las siluetas de sus amistades y familiares se perdieran en el
horizonte, mientras él se embarcaba en la aventura de encontrar respuestas a
preguntas que no hacía falta responder.
Y también supo que no lo haría.
Regresó su atención hacia la Luna,
quien ya estaba conversando con alguien más, y retomó la plática que hacía poco
sostenían, procurando que sus traviesos ojos no volvieran a los rieles, a pesar
de que lo llamaban con el agradable susurro de las aventuras y leyendas que se
forjaban a base de los sueños.
Hay quien sueña con convertirse en
bailarina, por alguna razón inherente y quizás poco muy trascendental en su
vida, quien desea ser médico para salvar vidas, astronauta para mirar la Tierra
desde lejos…y todos esos sueños, y muchos otros más se pueden lograr a base de
esfuerzo, dedicación y voluntad.
No hay duda de que si deseamos algo
de verdad, con nuestro corazón, hallaremos la manera de lograrlo y no bajaremos
los brazos ante las adversidades que se nos echen encima, y nadie negará que
hay cientos de ejemplos en los anales de la historia que nos demuestran que el
querer es poder.
Pero a veces también tenemos sueños
que sabemos no se cumplirán.
Y es que hay ocasiones en las que
nosotros mismos nos ponemos trabas, o nos creemos las trabas que nos pone el
resto del mundo.
Me gustaría decirles que no pasa
nada, que ignoremos todos esos comentarios soeces, que ignoremos nuestra propia
voz interna que susurra en la oscuridad lo mal que van salir las cosas. Pero no
importa que se los diga, porque al final cada quien decide si quiere ceder o no
ante sus demonios internos, o si desea darse cuenta de que están ahí.
Y también me gustaría decirles que
vayan en pos de sus sueños, sin importar que triviales, peligrosos o estúpidos
parezcan, porque al final es nuestra vida y es nuestro destino el que recae en
nuestras manos, y si desean partir en nombre del amor y la justicia hacia a la
aventura indomable de la vida, ¿qué hacen aquí leyendo estas líneas?
Pero
quien sabe que será eso que nos impide levantarnos e ir en marcha de lo que
deseamos. A lo mejor es miedo de lo desconocido o a lo mejor es que,
simplemente, no lo deseamos con tantas ganas.
Al final cada quien decide, después
de considerar todas las ventajas y desventajas, si de verdad vale la pena
transitar por las vías abandonadas
mientras el sol se esconde en el horizonte para dejarnos en la víspera de los
sueños que están por cumplirse.
Imagen
original aquí
Sin más, me despido, dejándoles este
bellísimo video que me recuerda a Pika y que me hace feliz: HEYYEYAAYE.
Y un agradecimiento especial a Luna,
porque de nuestras conversaciones con ella nacen cosas arwesome.
Con cariño, Char.





