sábado, 21 de abril de 2012



Mientras como sandía



Las estrellas en el cielo brillaban como pequeñas migajas de luz esparcidas por la oscura inmensidad del espacio, allá a lo lejos, donde sus ojos ya no eran capaces de mirar. La suave brisa del viento nocturno soplaba, recorriendo su cuerpo que se sentía apagado, como inerte.

Entonces alzó la vista y miró en dirección a la Luna, que allá en lo alto no dejaba de mirarle como si en cualquier momento fuera a abrir su boca como Pacman.

— ¿Qué haces cuando extrañas a alguien, Luna?

—Depende de cuánto o cómo le extrañe, normalmente no pienso en ello porque me incomoda… ¿Tú qué haces?—le preguntó al Pikachu.

—Yo como sandía—le respondió, mientras efectivamente tomaba una rebanada de sandía y se ensuciaba las mejillas mientras le daba una gran mordida.

Y no, no es que en realidad me fascine eso de hacerle publicidad gratis tanto a las lechugas como a las sandías—pero como amo las sandías—, se trata únicamente de una casualidad del destino en la que había estado comiendo sandía mientras pensaba en alguien a quién últimamente extraño.

A veces me gusta pensar que extrañar a alguien no es la gran cosa, que tarde o temprano uno puede vivir con el hecho de extrañar a alguien y que el sentimiento de abandono cuando no puedes hablar con esa persona no sea tan desagradable, pero al final de cuentas, en algún momento simplemente no puedes sino pensar en que ojalá estuviera ahí para escucharte cantar con esos berridos que a nadie más le gusta escuchar.

Por decirlo de alguna forma.

Claro que, en ocasiones, es inevitable.

Como esta semana, que no ha sido especialmente la más desocupada que he tenido. Eso de tener exámenes y tareas en un punto llega a ser abrumador, sobre todo cuando te entran esas ganas absurdas de decir tonterías con alguien y sabes que no puedes porque los horarios de tiempo libre no coinciden o definitivamente porque las tareas, trabajos y exámenes se unen en una alianza para separar a las personas en el momento menos esperado.

Por eso, me tomé la libertad de escribir una sencilla guía de 3 pasos para poder superar el hecho de extrañar a una persona.

1er paso: Admitir que extrañas a esa persona.

No funciona si no admites, abierta o discretamente, que extrañas a esa persona. Te puedes engañar diciendo “no lo/a extraño/a”, pero al final de cuentas tus pensamientos van a terminar por traicionarte.

2do paso: Comer sandía.

Ya, no es obligatorio que sea sandía, que a mí me encante porque es fresca, jugosa y bonita, creo que es un caso aparte. Pero puede ser también otra cosa, como una manzana, o hasta un jugo, mientras reflexionamos en lo mucho o poco que extrañamos a esa persona. Lo bueno de comer sandía mientras reflexionamos es que las semillas podemos escupirlas como si fueran balas de una metralleta, más cuando apuntas a una persona. Podrás seguir extrañando a la persona, pero la diversión nadie te la quita.

3er paso: Decírselo.

De nada sirve extrañar a alguien si no se lo dices. No todos tenemos la capacidad de adivinar cuando alguien nos echa de menos sin que nos lo diga. Por eso mismo las personas aprenden a comunicarse.

Extrañar no es como el amor, pero de igual manera podemos expresarlo. Quizá no con sandías, pero sí con palabras. O con dibujos.

Y tengo que decirlo: extraño mucho a Char.

Pero sé que es cuestión de tiempo para que podamos volver a tener mucho tiempo libre para procrastinar y salir a jugar por la hierba alta mientras llueve, como en el dibujo que le hice.





Le dedico esta entrada a ella, deseándole mucho éxito en la aparente tormenta que se le avecina. 

Por último, yo sé que más de uno pensó en alguna persona mientras leía, mi consejo es que no se lo guarden, extrañar a alguien no es bonito, pero que esa persona no lo sepa, es mucho menos bonito.

Con cariño, P. 


PD: después de mi momento sentimental, les dejo el link de un vídeo hermoso que en lo personal me encanta, seguro lo amarán tanto como yo: Gummy bear.

3 comentarios:

  1. Queridas chicas, en especial a la que hizo esta entrada, o sea Pika... ¿Me odias? Esa entrada me llegó, bueno, ya sabes la razón de sobra.

    Ahora me compraré kilos y kilos de sandías :/

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  2. Sólo tengo una cosa qué decir: Soy un zapato y odio mi vida, Pika. Soy un zapato y odio mi vida.

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  3. Awww, que linda entrada, no había tenido tiempo de comentar, pero aquí estoy. Me llegó mucho ;A; también creo que iré a comprar sandías xD

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